Televisión .vs. Internet
Hace algunos años al estar impartiendo uno de mis cursos de la maestría en administración de negocios, analizamos un caso de estudio que tenía como tema la lucha que se veía venir entre la televisión, como un medio de comunicación y el Internet como un instrumento de comunicación.
El dilema surgió porque la gente consideraba que la televisión sólo podía brindar contenidos determinados en horarios fijos, también determinados por otras personas. Incluso, algunos usuarios de los servicios de televisión por cable se quejaban de que a pesar de que tenían a su disposición más de cien canales de entretenimiento televisivo, a veces le daban varias vueltas a todo el carrusel de canales disponibles, sin encontrar uno que fuera de su agrado. Y se preguntaban si valía la pena pagar el precio del servicio de cable, cuando no era de su total agrado.
Por otro lado, se dieron cuenta de que en Internet empezaron a surgir opciones interesantes de explorar para visualizar sus contenidos en el momento que ellos querían hacerlo, pues se encontraban disponibles allí, en cualquier momento.
A la vuelta de los años, este fenómeno se ha hecho cada vez más evidentemente y en la actualidad, muchos usuarios ya han cancelado sus cuentas de cable o los que tenían la intensión de contratarlo, ya no les interesa hacerlo, pues tienen el acceso a todos los productos digitales que les interesan en Internet.
Por otra parte, la censura hacia las noticias que se producen en el mundo, hecha por quienes controlan los medios de comunicación (radio, televisión, prensa escrita, etc.) ha provocado la salida de dichos medios de destacados periodistas y comunicadores sociales, quienes han abierto espacios de comunicación y de trabajo dentro de la Internet. Y es allí a donde ahora, el público se entera de lo que pasa en el mundo y en su sociedad, con un grado de mayor certeza y libertad.
Es allí, en donde los comunicadores pueden hablar abiertamente sobre sus posiciones e investigaciones periodísticas. Claro está, que corren el riesgo de represalias y venganzas de quienes se sienten afectados por dichos posicionamientos abiertos.
Pero ese es precisamente el riesgo que hay que correr si se quiere hablar con libertad sobre temas y asuntos que pocos se atreven a hacer o que no tienen los medios para hacerlo.
Terminaría este “post” recordando la máxima que muchos conocen y dice “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”.
… y tú ¿qué opinas?